Otra vez por aquí. Rebuscando cosas que contaros. Ya hemos superado, literalmente, la cuarentena, como podéis ver en el encabezamiento de esta entrada. Día cuarenta y dos y aquí seguimos, con menos paciencia, menos ánimo, pero con la firme resolución de que podremos con esto. Admiro a la gente realista. La gente que lo está pasando mal, que no se oculta en transmitir su malestar por el motivo que sea, la gente que está deprimida o ansiosa, la gente que está preocupada o enfadada. Me he vuelto un poco talibán emocionalmente hablando. Aquellos y aquellas que están viviendo este confinamiento como unas vacaciones, que solo encuentran cosas positivas en todo esto, no los soporto, lo siento. Yo también busco cosas positivas y las encuentro. Me tomo una cerveza o un vino leyendo en la terraza al sol, escucho música, algo de actividad física, practico mi yoga particular que es una tabla de estiramientos de unos cuarenta ...
Puede que todo esto que estamos viviendo no sirva de nada. Puede que no terminemos de conocernos ni a nosotros mismos. Que salgamos de este confinamiento siendo los que ya éramos. Tampoco sería malo. Sencillamente es lo que hay. Lo importante es estar por aquí otra vez, sin rebuscar, dando la misma lata que dábamos entonces. Mientras escribo estas líneas Mayte calma la ansiedad tendiendo la ropa. No es fácil. Manejar las emociones requiere de demasiada habilidad. No estamos entrenados para ello. Las derrotas se acumulan estos días. No hay noticias de esperanza. Me consuela saber que sigo empañando los cristales de vaho. Al otro lado los vencejos han vuelto. Vuelan en espirales ruidosas muy temprano recordándonos que todo ahí fuera sigue igual sin nosotros. Lógico. Nos hemos ganado a pulso estar encerrados viviendo de recuerdos. Nada de lo que respira fuera de nuestras paredes es nuestro, pero no encontraremos la f...