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UNA SEMANA DESPUÉS




          Ha pasado una semana desde mi última entrada. He estado trabajando y entre eso y algunas cosas más que me tenían ocupado no me encontraba ni con ánimo ni con energía para escribir.


          A nivel familiar la cosa, sencillamente, va. Ya os comenté lo de mi tío José y su incineración. Mi tía Nieves, la esposa del hermano pequeño de mi padre, sigue en casa sola, mejorando lentamente de los síntomas que presentaba. El que peor está es mi tío Eulalio, el marido de mi tía Nieves. Sigue sedado, entubado y en los últimos días han tenido que practicarle una traqueotomía. Parece ser que al bajarle la sedación, por ir devolviéndolo a un estado más o menos normal, no ha respondido todo lo bien que se esperaba y de ahí la intervención en la tráquea.


          Hoy lunes empiezo un período de siete días para descansar. No acudir al trabajo. Hacer acopio de energía física y mental para la siguiente semana. Tras darle muchas vueltas a varios aspectos de mi vida, mi manera de ser y pensar, he empezado a tomar decisiones que, en pocos días, ya están ayudando a mi higiene mental: menos tiempo pegado al móvil, contactar únicamente con la gente que me apetezca cada día y que realmente sé que necesita hablar, estar menos para los demás y más para mi persona y sobre todo eliminar de mi vida, cosa que ya he hecho, a esa gente, que dadas las circunstancias actuales de nuestro país, poco o nada se han preocupado en saber cómo me encuentro. He empezado a quererme algo más, aunque sea de un modo egoísta.


          Los compañeros del trabajo que estaban infectados por el virus van poco a poco recuperando la normalidad. Hay alguna excepción. Esas excepciones no es que hayan empeorado, sencillamente se encuentran estancados y ni van en una dirección ni van en otra. Esperemos que pronto salgan del atolladero todos. Estoy seguro que lo conseguirán.


          El grueso de la sociedad, siempre teniendo como referencia el municipio en el que trabajo que es Móstoles, parece que se ha concienciado. Es cierto que seguimos encontrando casos de gente que se pasa el estado de alarma por el arco del triunfo, pero son los menos. La problemática, de manera paulatina, se ha ido trasladando de las calles a los domicilios. Problemas de convivencia en hogares, entre vecinos, ruidos, riñas, peleas, gente que mitiga la ansiedad con la música muy alta o emborrachándose.
          No sé cuanto tiempo podremos mantener la tensión de la cuerda sin que esta se rompa. Recordemos que el confinamiento no es ni más ni menos que un simple parche. Un remiendo para no colapsar las urgencias y así poder atender de manera adecuada a los infectados por Covid 19 y a otra serie de personas con patologías que precisen de inmediatez. Pero claro, estar encerrado en las paredes de nuestras casas para bajar la "dichosa curva" o disminuir el número diario de muertes traerá consecuencias muy serias a corto y largo plazo. Algunas de ellas ya están dejándose ver. Gente sin trabajo que se desespera, gente que no tiene ingresos y no podrá comer o pagar autónomos, gente que aún teniendo todo de cara no aguanta, psicológicamente hablando, estar tanto tiempo encerrado y así podría enumerar un centenar de ejemplos más. La solución, la única manera de poder volver a las calles, a los parques, a la montaña o a pasear por la playa con total tranquilidad pasa, bajo mi humilde punto de vista, por hacer test masivos a la población, separar a los infectados de los que no lo están. Volver de manera controlada a una relativa normalidad y esperar a que esos infectados pasen la cuarentena, su sistema inmune haga el trabajo que le toca y den negativo en un segundo test para reincorporarse con los que están sanos. El tema de la vacuna o el encontrar un medicamento que pare esta pandemia se logrará, seguro. El problema es cuándo y eso es harina de otro costal.


          Esta semana que hemos dejado atrás me he encontrado de todo en la calle. Jorge y yo nos topamos con varias situaciones pero dos que aún recuerdo con nitidez, por la falta de empatía y por la estupidez respectivamente, son las que os paso a narrar a continuación.
          En la primera de ellas llaman varios vecinos indicando que un par de jóvenes están sentados en un banco desde hace un buen rato charlando. Los localizamos. Estas dos personas estaban fumándose un porro con toda la tranquilidad del mundo, en la soledad del parque y al solecito del banco escogido. Cuando les hacemos las preguntas de rigor descubrimos que son dos celadores de un conocido hospital del sur de Madrid. Les denunciamos pero es inútil abroncarles. Para qué. Están viendo de primera mano lo que sucede y les da igual.
          La segunda situación es tan ridícula como la anterior. Dos personas dentro de un vehículo que tienen un golpe de chapa. Acudimos para mediar puesto que nos han llamado ellos y se trata de dos vecinos del municipio de al lado: Villaviciosa de Odón. Nos dicen que están en Móstoles porque en su municipio no hay supermercados, lo cual lógicamente es mentira. Se enojan por la denuncia. Lo peor de todo es que son ellos mismos los que nos han llamado para mediar en su accidente ¿Se puede ser más estúpido?


          En resumidas cuentas, todo lo que os narro ya no me sorprende según pasan los días. Nada nuevo bajo el sol. Quizá para muchos lectores de este blog que no estén familiarizados con la profesión de policía puedan quedarse asombrados con estas u otras situaciones. Hace tiempo que el ser humano dejó de parecerme, digamos, racional. Sé que generalmente lidiamos con lo que no quiere ver la sociedad. Pero creo que la situación que tiene nuestro país nos atañe a todos y gente que no son unos "criminales en potencia" demuestran un egoísmo y una falta de empatía atroz.
          Menos mal que esta situación, el ir a trabajar en estas condiciones, consigue una mayor unión de los que estamos en la calle peleándonos con esta gente. He estrechado lazos y he descubierto gente maravillosa donde no creí que pudiera encontrarla. Rubén el Cacaíto, Carlos el rubio o Ángel el cabo de tráfico es gente de verdad, de la de fiar. Y así podría nombraros a muchos más. Hoy me quedo con ellos.


          Charly, alguna otra persona y yo seguimos con el intercambio de temas musicales. Las últimas propuestas que hemos cruzado son Frío de Alarma, Tierra de Xoel López o Héroes de Motorhead que me hace llegar Carlos Miranda.


          Os dejo la playtlist del blog que va creciendo poco a poco:


.Contando lunares de Don Patricio.

. Autoconversación de Pasajero.

.Las tres estaciones de Max Richter, adaptación del original de Vivaldi.

.Split de Rauelsson.

.Un día en el parque de Love of Lesbian.

.Manhattan de Quique González.

.Aire Puro de Pablo Und Destruktion.

.Dulce introducción al caos de Extremoduro.

.Indestructible de La habitación roja.

.Las salas de espera de Vetusta Morla.

.No puedo vivir sin ti de Coque Malla y Anni B Sweet.

.Telefonía de Jorge Drexler.

.After crisálida de Luis Brea y el miedo.

.Palos de ciego de Izal.

.Rugen las flores de McEnroe.

.Young and Foolish de Bill Evans.

.La versión oficial de Lapido.

.Nadie te devolverá el favor de Viva Suecia.

.Viajero de DePedro.

.Los males pasajeros de Love of Lesbian.

.Disco Sneeuwland de Oskar Schuster.

.Islas mujeres de Javier Ruibal.

.La llamada de David Cordero y Carles Guajardo.

.Monstruos de Leiva.

.El imposible de Modelo de Respuesta Polar.

.Frío de Alarma.

.Tierra de Xoel López.

.Héroes de Motorhead.


          Hoy no os dejo poemas. Como os he dicho esta semana seré puntual a la cita con este blog y habrá tiempo para la lírica.

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