Ir al contenido principal

DIAS 16 Y 17




          He dejado un día por medio en el blog por una razón muy sencilla. A veces sentimientos tristes y pesimistas se apoderan de mi mente y me dejan tocado de tal modo que me cuesta respirar. Afortunadamente tengo recursos para salir de ese estado y retomar la relativa normalidad que estos días tenemos todos.
         

          Una reflexión que sigue danzando con frecuencia por mi cabeza, que he compartido en charlas telefónicas y por conversaciones de Whatsapp con amigos, compañeros y familiares es que la situación que estamos viviendo actualmente no nos va a cambiar en nada en el futuro. Me explico. El que era malo, lo es ahora y lo seguirá siendo y sucede lo mismo con las buenas personas. Ahora todo son actos, gestos y palabras emotivas, sinceras, amables, humanas y mil calificativos más. Cuando esto pase, porque no dudéis que pasará, al principio todo será "nuevo" nos cogeremos con ganas, por resumirlo de una manera vulgar. Nos abrazaremos, saldremos más a la calle, haremos las mil cosas que nos hemos y hemos prometido, pero pasado un tiempo volveremos a nuestra actitud y comportamiento de siempre. Somos egoístas, el ser humano es la especie más egoísta que existe en este planeta, además de desmemoriado. No trato de ser agorero o aguafiestas. Es mi sentimiento, ojalá me equivoque. Esa solidaridad que ahora todos destilamos por los poros se evaporará como una tarde gris cargada de lluvia y todo esto será una mera anécdota, un mal recuerdo. Tiene narices que lo más atroz que ha vivido este país es los últimos, me atrevería a decir, treinta años, no nos vaya a cambiar en nada. Me reitero, ojalá me equivoque. Ojalá que cuando nuestros sanitarios reclamen en un futuro por sus derechos mostremos la misma solidaridad con ellos que en los tiempos que ahora corren, ojalá que cuando esto pase sigamos llamándonos por teléfono y sigamos mostrándonos el cariño y la atención de ahora, ojalá que sigamos ayudando a los mayores de nuestra sociedad el día de mañana como se hace ahora. Sin embargo, noticias horribles como los ancianos muertos en residencias, los autobuses de abuelitos apedreados a la llegada de una localidad, aquellos que incumplen el decreto de alarma por sus santas narices una y mil veces, aquellos que aprovechan estas circunstancias para hacer negocio, robar en establecimientos cerrados, ocupar viviendas vacías, aquellos que hacen acopio de suministros en los supermercados sin pensar en el prójimo o mil mierdas más (sí, mil mierdas más), todo esto me hace pensar que NO VA A CAMBIARNOS EN NADA la pandemia del coronavirus.


          Debo entonar el mea culpa. Todos sabemos la situación que atravesamos. Perteneciendo yo a un colectivo que está en la calle para paliar el Covid 19 debería ser más consciente. Sin embargo, he estado durante un par de días dándole la lata a dos buenos amigos míos como son Abraham y Pedro Serrano preguntándoles por la manera en que ellos entrenan para no perder la forma. Veis los estúpido que es el ser humano? En este caso yo. Me he preocupado por cómo mantener la forma física y así cuando retorne a mi deporte, que es correr, no empezar de cero. He sido patético. No me flagelo, soy sincero. He sido egoísta. De qué me vale la forma física si la gente se está muriendo. Qué es más importante, correr o vivir? No debo dar ejemplo a nadie, debo darme ejemplo a mí mismo para luego no reprocharme nada. La forma física es algo que volverá antes o después. La vida no vuelve una vez se va. Los deportistas profesionales, muchos de ellos, cuyo sustento económico dependía de los juegos olímpicos, han sido capaces de mantenerse firmes en esta situación. Yo que soy un simple "globero", y mi economía no depende de un deporte, me he agobiado como un hipócrita, como otros muchos que son tan "globeros" como yo o más.


          Manuel también ha tenido que quedarse en casa por precaución y recomendación médica. El que ha sido mi compañero, mi referente ya no solo como policía sino como persona durante más de nueve años, está en casa. No contagiado, pero por precaución. Su compañero de patrulla de los últimos cinco días tiene síntomas, y ante la posibilidad de que él lo tenga y lo transmita su médico de cabecera lo manda a casa siete días.
          Somos cada vez menos. Debido a esto, a que vamos cayendo como chinches, los mandos más inmediatos han optado por una política adecuada y ejemplar. Nos van a dosificar. Es decir, menos policías por turno, más policías en casa. De esta manera, los compañeros que vayan cayendo siempre tendrán un relevo. Bien es cierto que a los que les toque trabajar van a dar el callo pero bien. Cuatro coches para más de doscientos mil habitantes es mucha tela. Todo mi aliento para los que estarán estos primeros días de la semana tras el cambio. Recuerdos y mi mejores sentimientos a Torralba, Carlos Miguel, Molina (estoy contigo, lo sabes), Javier Guadarrama, Carlos Krilin o Mansilla entre otros.
         

          Quiero ser crítico también desde este espacio. No trato de ponerme del lado de nadie pero espero que se me entienda bien. Estoy muy de acuerdo y muy agradecido con los aplausos que la gente brinda desde los balcones sobre todo a los sanitarios, en menor o mayor o en igual medida también a fuerzas y cuerpos de seguridad, cajeros, dependientes de farmacias y demás. Con lo que no estoy de acuerdo es que usemos estos momentos tan duros que vive la sociedad española para lucirnos como policías. Me vuelvo a explicar como líneas más arriba. Está muy bien que vayamos en pequeñas comitivas, a las ocho de la tarde, a aplaudir con luces y sirenas a los hospitales. Es más, me parece que es otra manera más de agradecer el esfuerzo titánico que hacen nuestros sanitarios. Pero de ahí a hacer auténticos desfiles y mil cosas más que se están haciendo por todo nuestro país me parece que sobra. Y sobra porque estamos en la calle para trabajar, para dar apoyo, para garantizar la seguridad, para tener gestos humanos, por supuesto que sí, debemos tener gestos humanos, pero no debemos convertirnos en monos de feria.


          Por fin hoy me he atrevido a llamar a mi tía Vicenta. La mujer del hermano de mi madre, mi tío José. He intentado darle el pésame. No he soportado la llamada más de cuatro minutos. Lloraba todo el rato contándome lo duro que han sido los días junto a él. Verle morir en el hospital sin que nadie pudiera despedirse, incluidos sus hijos, mis primos. Lo incineraron ayer. No saben aún cuando les darán las cenizas.
          Cuando veo a alguien por la calle haciendo el idiota las tripas me dan un vuelco. Casos como el de mi familia o el de miles de familias más de este país me hacen ser inflexible en la calle. Lo siento. Pero no puedo actuar de otro modo en estos momentos.


          Sé que estoy hablando por teléfono menos de lo que debiera con gente a la que quiero. Todo esto me está superando. Imagino que como a todos.
          Me acuerdo de mi amigo Nacho que es autónomo, una auténtica putada todo esto para él.
          Discuto con mi gran amiga Pili. Ambos estamos en polos opuestos en cuanto a ideología pero nos queremos una barbaridad y siempre pienso que el amor todo lo salvará.
          Me llama mi hermano Guillermo. Siempre me ha dicho que me admiraba por mis poemas, por mi oficio y por mil cosas más. Lo que no sabe es que yo le admiro un montón y nunca se lo he dicho. Me ha dicho que ha comprado tres cajas de guantes de látex. Que quería hacerme llegar dos de ellas y no sabía cómo hacerlo. Hemos acordado el modo de hacerlo correctamente sin incumplir las normas.


          El colmo ha sido raparme la cabeza. No soy un vanidoso. Nunca lo he sido. Aquel que me conoce sabe que presto poca o ninguna atención a mi aspecto físico. Sin embargo me he rasurado por algo obvio. El pelo me crece, como a todos. Las peluquerías están cerradas. No soy peluquero y he tirado por el camino fácil. Ahora mismo parezco cualquier cosa menos yo. Es lo que menos importa en estos momentos.


          Os dejo con dos poemas:


          Créeme 
          cuando te digo
          Mayte
          que aún
          hay espacios posibles

          esos espacios
          en los que el verbo rendirse
          no conjuga con nosotros.

**********

          Hay días
          esos días en los que uno
          no puede consigo mismo.

          Es entonces
          cuando desearía
          lanzarme como una piedra
          lejos de mí.


(Textos extraídos del libro LAS COSAS QUE CONOCES de Ángel Muñoz Rodríguez editado con Huerga y Fierro ediciones y prólogo de Marisol Sánchez Gómez)


Playlist del blog:


. Contando lunares de Don Patricio.

. Autoconversación de Pasajero.

. Las tres estaciones de Max Richter, adaptación original de Vivaldi.

. Split de Rauelsson.

. Un día en el parque de Love of Lesbian.

. Manhattan de Quique González.

. Aire puro de Pablo Und Destruktion.

. Dulce introducción al caso de Extremoduro.

. Indestructible de La habitación roja.

. Las salas de espera de Vetusta Morla.

. No puedo vivir sin ti de Coque Malla y Anni B Sweet.

. Telefonía de Jorge Drexler.

.After crisálida de Luis Brea y el miedo.

. Palos de ciego de Izal.

. Rugen las flores de McEnroe.

. Young and Foolish de Bill Evans.

. La versión oficial de Lapido.

. Nadie te devolverá el favor de Viva Suecia.

. Viajero de Depedro.

. Los males pasajeros de Love of Lesbian.

. Disco Sneeuwland de Oskar Schuster.

. Islas mujeres de Javier Ruibal.

. La llamada de David Cordero y Carles Guajardo.

. Monstruos de Leiva.

. El imposible de Modelo de respuesta polar.






         

Comentarios

Entradas populares de este blog

DIA 29 CONFINAMIENTO

          A estas horas estoy más sosegado. He llorado a moco tendido entre las cuatro paredes de mi casa. Qué otra cosa puedo hacer.           Mañana seguirán dando estadísticas de infectados, sanados y fallecidos. Puros números. Mi tío Eulalio será un dígito más, como lo fue mi tío José. Hoy quiero recordarlos a los dos. Porque sí. Porque no quiero que su vida quede reducida a un número, no me sale de las narices. Porque nadie se acordará de ellos cuando esto pase salvo su familia. Porque sé que en otras casas están pasando estos dramas pero este drama es el mío y me apetece desahogarme. Porque es muy probable que este blog, cuando esto acabe, no tenga trascendencia alguna (tampoco es que tenga demasiada ahora), pero sí me gustaría que en algún lado, aunque sea en la puñetera red de internet los nombres de mi tío José y mi tío Eulalio salgan, que no sean dos anónimos más. Al menos hoy lo quiero así, no me apetece otra cosa. Si hago lo contrario a lo que ahora me dicta el corazón

DIA 11

          Anoche me llevé un pequeño sofoco a raíz de una discusión con los únicos amigos que mantengo del mundo de la poesía al que yo pertenecí unos años atrás.           Hace tiempo escribía poesía, publicaba algún libro que otro, acudía a recitales. Ya no. No me apetece, no tengo ganas, es un mundo, ese al que acudía, que me parece vacío, carente de sentido, gente cargada de ego por escribir sus ripios, como yo, y que se creían o se creen mejores, gente que cree que la poesía salvará al mundo. La poesía no salva a nadie. La poesía es un entretenimiento, un arte, una vía de expresión, pero no salva vidas. Siento ser tan práctico. Pero poco a poco voy descubriendo lo que realmente importa en esta vida. Y lo que importa son las personas, no solo ahora por la situación dramática que tenemos, también antes. A mí qué más me da que los versos de quién sea estén a la altura de Chantal Maillard o Pessoa si luego es un imbécil como ser humano. Sigo leyendo poesía porque me gusta, trato d

DÍA 1

          Me llamo Ángel Muñoz y soy Policía en el municipio madrileño de Móstoles. He creado este espacio común con la intención de contar, evitar asfixiarme. No busco concienciar a nadie. Como bien me aconsejó mi querido Alberto Torrego, durante un libro sobre el que trabajamos meses y cuya publicación luego se vio truncada, escribiré de una manera directa, sin rodeos, con la intención de no confundir al lector.           Nadie es ajeno a la situación dramática que a día de hoy vivimos en nuestro país, aquel que a estas alturas de la película esté desinformado vive en otro planeta.                   Llevo más de 15 años ejerciendo mi labor profesional en el municipio anteriormente mencionado. Un municipio situado al suroeste de la Comunidad de Madrid, la cual, a estas horas en las que escribo, es la comunidad, que no la única, más asolada por la terrible pandemia del coronavirus o Covid 19.           Estoy librando. Llevo bastantes días, como la mayoría de la ciudadanía