Ir al contenido principal

DIA 14




          Decido escribir hoy esta entrada con algo más de ánimo que ayer. Sigue pesando el dolor del fallecimiento de mi tío, más le pesa a mis padres, pero todo esto que nos rodea sigue avanzando y no puedo quedarme anclado en el pasado, en el día de ayer. Sería estúpido por mi parte. Debo soportar la pérdida y estar lo más lúcido posible para vivir el aquí y el ahora que es lo único que cuenta.


          Un compañero nos ha puesto un audio en el grupo de trabajo muy duro. Otro más que se une a la lista. Llora en el audio. Lleva toda la semana con tos. Ha perdido el olfato y el gusto. Nos cuenta que la leche para su paladar parecía agua esta mañana. Pues nada, a seguir tirando los que vayamos quedando. Haremos lo que buenamente se pueda. Resignación. Seguiremos cazando monstruos por todos ellos y por el resto de gente que está en sus casas con mejor o peor estado de salud.


          Mientras escucho Young and Foolish de Bill Evans reflexiono sobre mi vuelta temporal a la red social de Facebook. Un par de amistades, a raíz de mis escritos diarios, me lo aconsejaron. Cuelgo el enlace correspondiente de cada día narrado en esta bitácora personal y se acabó.
          Al abrir de nuevo esa ventana a un mundo virtual he visto que poco o nada ha cambiado. Cada uno sigue con sus patochadas, yo incluido al colgar mis ripios. De todos modos me he confabulado conmigo mismo para interactuar lo menos posible bien sea usando Facebook, Whatsapp o cualquier otro medio. Me satura el exceso de información y mi cerebro pide tiempo muerto. Me limitaré a hablar lo justo, a llamar por teléfono a quién considere para no perder el contacto y poco más.


          Charly me envió anoche, por si esta mañana se le pasaba, un tema de José Ignacio Lapido titulado La versión oficial. Yo le devolví el detalle con Nadie te devolverá el favor de Viva Suecia. Temas que vienen muy al pelo con la situación laboral que atravesamos los policías del municipio en el que trabajo.


          Los compañeros, cosa que es normal, están muy agobiados por quién ha presentado y quién no ha presentado síntomas de posible contagio. No tenemos medios. No hay test. Pienso que se debe usar el sentido común. Si presentas síntomas llamas al médico, él te evaluará telefónicamente y te dirá si puedes o no ir a trabajar. Creo que el haber ido durante unos días en el coche patrulla con esa persona que ahora presenta síntomas no debe ser motivo para que si yo, por ejemplo y no es mi caso, no tenga ningún tipo de síntoma, deje de acudir a mi trabajo. Aquí quién manda es el profesional correspondiente, y ese no es otro que el médico que te atiende por teléfono. Si entramos en pánico por haber ido con un compañero que ahora presenta síntomas, nos sugestionamos (lo cual es comprensible) y nos ponemos en cuarentena nosotros solos sin que un profesional sanitario nos lo haya indicado.
          Cuento todo esto porque si actuamos de este modo al final terminaremos trabajando cuatro policías en la calle, literalmente. Además, quién me dice a mí que yo no pueda tener el bicho y estar asintomático.
          Todo esto es una locura para todos, incluida la policía. Pero debemos actuar con responsabilidad, sentido común y guiándonos por el profesional que nos habla al otro lado de la línea. Es lo único que tenemos. Igual que la gente acude a nosotros, como profesionales que somos, cuando en la calle existe algún problema y debemos dar la cara; nosotros debemos acudir a quién toca en este caso. Nada más.
          Más riesgo tienen los sanitarios e imagino que se plantearán estas dudas y mil más y ahí están, al pie del cañón sin saber si lo tienen o no hasta que los síntomas no son evidentes. Qué más pueden/podemos hacer.
          Esta es mi humilde opinión. Quizá no la válida, pero sí la mía.


          Mayte y yo conversamos mucho estos días. Algo obvio al compartir tantas horas. Nos estamos descubriendo más. Añoramos viajes que hemos hecho y repetiremos si la situación cambia. Llevamos juntos más de veinte años. Con muchas diferencias y muchas similitudes nos hemos amoldado tanto el uno al otro que parecemos a veces una única persona. No voy a hacer aquí una apología del amor pero sí diré que me siento orgulloso de ella y admiro el carácter que está teniendo ante esta situación. Me está sorprendiendo y para bien. Su situación personal y laboral no es nada fácil, podría haberse hundido y ahí está mi jefa, tirando del carro. Sé que esto es extensible a todos los hogares españoles, pero yo os cuento mi caso y el de mi pareja, es la única realidad que vivo desde hace catorce días.
          Ahora mismo mientras yo escribo con música de jazz de fondo ella está corriendo, en ropa deportiva, por casa desde hace más de media hora. Es muy espartana. Y esa manera de ser tan meticulosa es muy útil para no dejarte llevar en situaciones como la actual.


          He llamado a comisaría hace un rato. Sigo de retén en casa. Hago pausas para escribir. Demasiadas. En una de ellas asomado a la terraza la vecina de al lado me cuenta también lo del dichoso olfato y gusto. Que tienen a su madre con más de setenta años en casa y con problemas respiratorios. Que la han encerrado en una habitación del domicilio para que no se contagie. Es lo que tenemos los trabajadores. No tenemos mansiones para aislarnos en la otra punta del hogar con más de cien metros cuadrados de por medio.


          Por hoy es suficiente. Mi familia me necesita al teléfono y quiero saber cómo están. Os dejo los poemas y sigo añadiendo temas a la playlist.


          Hay una imagen
          bastante nítida
          que en las últimas semanas
          recuerdo con asiduidad.

          Apostado en la puerta del tanatorio
          observo a un crío
          lanzar piedras a un descampado
          desconociendo
          si desea o no obtener réplica.

          Es el hijo del señor
          que estrecha manos y fuerza la sonrisa
          en la sala contigua
          a la de mi abuela.

          Ahora creo
          que tendría que haberme acercado
          y decirle
          puesto que es probable
          que nadie lo hiciese
          que en estos lugares
          es donde el tiempo se va a dormir
          y que a mí
          también me hubiera gustado
          lanzar piedras
          para saber por qué.

**********

          Existe una razón
          que siempre me empuja hacia ti.

          Yo solo
          no sé afrontar
          cada precipicio.

(Textos extraídos de LAS COSAS QUE CONOCES de Ángel Muñoz editado con Huerga y Fierro editores y prólogo de mi querida amiga Marisol Sánchez Gómez)


Playlist del blog:

.Contando lunares de Don Patricio.

.Autoconversación de Pasajero.

.Las tres estaciones de Max Richter, adaptación del original de Vivaldi.

.Split de Rauelsson.

.Un día en el parque de Love of Lesbian.

.Manhattan de Quique González.

.Aire puro de Pablo Und Destruktion.

.Dulce introducción al caos de Extremoduro.

.Indestructible de La habitación roja.

.Las salas de espera de Vetusta Morla.

.No puedo vivir sin ti de Coque Malla y Anni B Sweet.

.Telefonía de Jorge Drexler.

.After crisálida de Luis Brea y el Miedo.

.Palos de ciego de Izal.

.Rugen las flores de McEnroe.

.Young and Foolish de Bill Evans.

.La versión oficial de Lapido.

.Nadie te devolverá el favor de Viva Suecia.


   



       


       

Comentarios

Entradas populares de este blog

DIA 29 CONFINAMIENTO

          A estas horas estoy más sosegado. He llorado a moco tendido entre las cuatro paredes de mi casa. Qué otra cosa puedo hacer.           Mañana seguirán dando estadísticas de infectados, sanados y fallecidos. Puros números. Mi tío Eulalio será un dígito más, como lo fue mi tío José. Hoy quiero recordarlos a los dos. Porque sí. Porque no quiero que su vida quede reducida a un número, no me sale de las narices. Porque nadie se acordará de ellos cuando esto pase salvo su familia. Porque sé que en otras casas están pasando estos dramas pero este drama es el mío y me apetece desahogarme. Porque es muy probable que este blog, cuando esto acabe, no tenga trascendencia alguna (tampoco es que tenga demasiada ahora), pero sí me gustaría que en algún lado, aunque sea en la puñetera red de internet los nombres de mi tío José y mi tío Eulalio salgan, que no sean dos anónimos más. Al menos hoy lo quiero así, no me apetece otra cosa. Si hago lo contrario a lo que ahora me dicta el corazón

DIA 11

          Anoche me llevé un pequeño sofoco a raíz de una discusión con los únicos amigos que mantengo del mundo de la poesía al que yo pertenecí unos años atrás.           Hace tiempo escribía poesía, publicaba algún libro que otro, acudía a recitales. Ya no. No me apetece, no tengo ganas, es un mundo, ese al que acudía, que me parece vacío, carente de sentido, gente cargada de ego por escribir sus ripios, como yo, y que se creían o se creen mejores, gente que cree que la poesía salvará al mundo. La poesía no salva a nadie. La poesía es un entretenimiento, un arte, una vía de expresión, pero no salva vidas. Siento ser tan práctico. Pero poco a poco voy descubriendo lo que realmente importa en esta vida. Y lo que importa son las personas, no solo ahora por la situación dramática que tenemos, también antes. A mí qué más me da que los versos de quién sea estén a la altura de Chantal Maillard o Pessoa si luego es un imbécil como ser humano. Sigo leyendo poesía porque me gusta, trato d

DÍA 1

          Me llamo Ángel Muñoz y soy Policía en el municipio madrileño de Móstoles. He creado este espacio común con la intención de contar, evitar asfixiarme. No busco concienciar a nadie. Como bien me aconsejó mi querido Alberto Torrego, durante un libro sobre el que trabajamos meses y cuya publicación luego se vio truncada, escribiré de una manera directa, sin rodeos, con la intención de no confundir al lector.           Nadie es ajeno a la situación dramática que a día de hoy vivimos en nuestro país, aquel que a estas alturas de la película esté desinformado vive en otro planeta.                   Llevo más de 15 años ejerciendo mi labor profesional en el municipio anteriormente mencionado. Un municipio situado al suroeste de la Comunidad de Madrid, la cual, a estas horas en las que escribo, es la comunidad, que no la única, más asolada por la terrible pandemia del coronavirus o Covid 19.           Estoy librando. Llevo bastantes días, como la mayoría de la ciudadanía