Ir al contenido principal

DIA 11




          Anoche me llevé un pequeño sofoco a raíz de una discusión con los únicos amigos que mantengo del mundo de la poesía al que yo pertenecí unos años atrás.
          Hace tiempo escribía poesía, publicaba algún libro que otro, acudía a recitales. Ya no. No me apetece, no tengo ganas, es un mundo, ese al que acudía, que me parece vacío, carente de sentido, gente cargada de ego por escribir sus ripios, como yo, y que se creían o se creen mejores, gente que cree que la poesía salvará al mundo. La poesía no salva a nadie. La poesía es un entretenimiento, un arte, una vía de expresión, pero no salva vidas. Siento ser tan práctico. Pero poco a poco voy descubriendo lo que realmente importa en esta vida. Y lo que importa son las personas, no solo ahora por la situación dramática que tenemos, también antes. A mí qué más me da que los versos de quién sea estén a la altura de Chantal Maillard o Pessoa si luego es un imbécil como ser humano. Sigo leyendo poesía porque me gusta, trato de escribir algo en prosa como este blog o alguna novela que nunca terminaré y lo hago por inercia personal, pero no he vuelto a escribir un verso. Quién sabe, quizá algún día las ganas vuelvan o no, es una cosa que tampoco me preocupa.
          Ese grupo de amigos está formado por Antonio Benicio, Antonio Figueras, Alberto Dovar, Eduardo Boix, Agustín El Sastre y El loco de Santiago. Tenemos diferencias ideológicas en cuanto a política y a cómo se están haciendo las cosas. Me calenté y me salí del grupo de Whatsapp. Hoy me han vuelto a incluir, todos nos hemos disculpado y nos hemos dejado claro que discutir entre nosotros solo sirve para pasar un mal rato, sofocarnos y poco más. Ahora son momentos de unión y la verdad es que en ese grupo me desahogo, me río y soy yo por unos instantes. Gracias chicos.
          Por cierto, no quiero olvidarme de la labor que está haciendo desde su casa Eduardo Boix. Un amigo, poeta y narrador ilicitano. Está escribiendo un cuaderno de bitácora similar a este que se llama Los confinados. Os invito a la lectura del mismo. Ahora disponemos todos de mucho tiempo y es una manera más de matarlo leyendo cosas interesantes.


          Me grita Mayte desde la cocina que a día de hoy, las 13 horas del mediodía del 24 de Marzo de 2020 van 2696 personas fallecidas. Terrible, de verdad, terrible.
          Pienso en mi tía Felisa con la que he hablado esta mañana. Tiene 72 años. Apenas puede moverse. Sola en su piso de Puertollano (Ciudad Real). Llora cuando hablo con ella. Se preocupa por mí y mi trabajo como policía. Se preocupa por su hermano, mi tío Eulalio que sigue ingresado. Se me mojan los ojos, dejo que se explaye, pasa muchas horas sin compañía, lo necesita. Antes de colgar me dice que me quiere mucho, le digo que yo también. Se disponía a salir a la calle, a coger el bus e ir al Mercadona a hacer la compra. Espero que tenga mucho cuidado. Más no puedo hacer teniendo un mar de más de doscientos kilómetros entre medias.
          Algunos de los enfermos de mi familia parecen que empiezan a remontar el vuelo. Mi tío Eulalio sigue ingresado por coronavirus pero todos los días experimenta una leve mejoría y eso nos reconforta. Su mujer, mi tía Nieves, recibirá el alta en breve. El único que no avanza en la única dirección posible que tiene el pobre es mi tío José. Sigue sufriendo demasiado. Lo hará hasta que se vaya. A todo esto se añade el miedo de nuestra prima Cristina con su madre. La ingresaron ayer por neumonía, le hicieron el test del Covid 19 y la han mandado para casa sin saber a ciencia cierta qué tiene. Tranquila Rubia que todo irá bien.


          Roberto El Lobo nos escribe. Ha empeorado. La saturación de oxígeno en sangre la tenía baja y no se le iba la fiebre. Le han ingresado en el hospital. Maldita sea. Ánimo compañero ya verás como en nada estás dando vueltas por ahí con tu roulotte, con la familia y volverás a nuestro lado, en el trabajo.


          Hoy Charly me ha mandado el tema Las salas de espera de Vetusta Morla y una foto de una flor, creo que es una orquídea, con el mensaje de Si esto florece en casa, nosotros también. Mi reacción automática ha sido conectar un altavoz pequeño que tengo por bluetooth al móvil. Situarlo en el poyete de una de las ventanas de la cocina que da al patio de luces y ponerle banda sonora al vecindario durante un rato. Después le mande No puedo vivir sin ti el tema de Coque Malla con Anni B Sweet. Fue el primero que me vino a la mente.


          Ayer hablé por teléfono con uno de mis compañeros que en estos tres últimos años se ha convertido en mi amigo.
          Antes de hablar de él he llamado al trabajo para confirmar si tengo que ir o no al estar de retén. Me quedo en casa.
          Este amigo que os he mencionado antes es Israel El Pajarillo. Lo de pajarillo es porque está mucho más delgado que yo, un tirillas. Mira qué es difícil superarme en delgadez. Él lo logra. Hace un par de años sufrí dos operaciones. Una menor por un tema de una hernia epigástrica en el abdomen y otra más complicada por tema de reflujo. Llevaba diez años medicándome a diario con Omeprazol. Tomé la decisión de someterme a esta cirugía y tenía un miedo atroz. Israel ya se había operado de lo mismo años atrás. Su caso era más grave aún que el mío. Durante el tiempo de espera hasta que fui llamado por el hospital se volcó conmigo. Ánimos y más ánimos. Fue capaz de presentarse en el hospital, minutos antes de entrar a quirófano, a apoyarme y a convencerme cuando yo no lo veía claro. Vino desde su pueblo Gavilanes en la provincia de Ávila. Se metió más de noventa kilómetros entre pecho y espalda para no dejarme solo. No olvidaré nunca ese gesto. A día de hoy me encuentro de aquel trauma totalmente recuperado. Me alimento a la perfección. En parte se lo debo a él. Gracias Isra.
          Cuando ayer hablé con él por teléfono me dijo que estaba solo en su casa. Vive solo. Que se asoma al patio para charlar con los vecinos a voces y así paliar la soledad. Luego vuelve al interior y sigue estudiando o aprendiendo a tocar la guitarra. Te veo en nada otra vez en el trabajo, querido.


          No sé si os habéis percatado de un detalle maravilloso desde vuestras terrazas, balcones o ventanas. Al estar las calles prácticamente despobladas, la fauna urbana que siempre nos ha rodeado y a la cual nunca hemos prestado atención, está adueñándose de las mismas. Esto está sucediendo al menos en mi barrio de Leganés. Palomas, cotorras argentinas o mirlos son algunos de los que cruzan la calle sin pudor y sin miedo, corretean por las aceras o se posan aquí y allá sin miramientos. Asomaros y aprovechad esta circunstancia única. Incluso he leído noticias de patos y pavos reales por calles de pueblos de Madrid u otros sitios de este país. Me encantaría que por un tiempo, el que permanezcamos en nuestras casas, fueran ellos los encargados de dar vida a nuestras ciudades, nuestras calles y nuestros parques. Que velen, cuiden y mimen cada milímetro de asfalto y acera.


          Mayte y yo hemos empezado a ver la serie Hierro por recomendación de mi compañero Carlos Miranda que anteriormente se la recomendó a él Charly, Carlos Miguel. Ahí os dejo otra opción con la que llenar las horas de estos días.


          Suena Ludovico Einaudi en la mini cadena del salón. Mayte está haciendo su rutina deportiva diaria. Me toca salir a comprar. Cepeda, sé que me estás leyendo, voy a ver si quedan pocos monstruos en la calle que puedan atemorizarme.


          ¡¡¡Amad lo que estáis haciendo en casa ahora mismo, es lo único que de momento tenéis!!!


       

Comentarios

  1. Un abrazo muy fuerte
    Siguenos escribiendo

    ResponderEliminar
  2. A diario llamo para confirmar el retén. Deseando volver para seguir ayudando en lo que podamos. Todos juntos lo conseguiremos.

    ResponderEliminar
  3. Grande Ángel. Ya sabes mi lema, cuando se tiene se da y, cuando se necesita se pide.

    ResponderEliminar
  4. Lo intentare todos los días Kebran, amigo

    ResponderEliminar
  5. Sin ninguna duda Cepeda. Yo prefiero, a ratos, estar en casa y a ratos estar trabajando. Pero sí, lo lograremos segurísimo. También llamo a diario por el tema retén.

    ResponderEliminar
  6. Grande tú y todos los que cumplís/cumplimos con las normas sociales que ahora nos han impuesto. Por cierto, no caigo ahora mismo en quién eres?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

DIA 29 CONFINAMIENTO

          A estas horas estoy más sosegado. He llorado a moco tendido entre las cuatro paredes de mi casa. Qué otra cosa puedo hacer.           Mañana seguirán dando estadísticas de infectados, sanados y fallecidos. Puros números. Mi tío Eulalio será un dígito más, como lo fue mi tío José. Hoy quiero recordarlos a los dos. Porque sí. Porque no quiero que su vida quede reducida a un número, no me sale de las narices. Porque nadie se acordará de ellos cuando esto pase salvo su familia. Porque sé que en otras casas están pasando estos dramas pero este drama es el mío y me apetece desahogarme. Porque es muy probable que este blog, cuando esto acabe, no tenga trascendencia alguna (tampoco es que tenga demasiada ahora), pero sí me gustaría que en algún lado, aunque sea en la puñetera red de internet los nombres de mi tío José y mi tío Eulalio salgan, que no sean dos anónimos más. Al menos hoy lo quiero así, no me apetece otra cosa. Si hago lo contrario a lo que ahora me dicta el corazón

DÍA 1

          Me llamo Ángel Muñoz y soy Policía en el municipio madrileño de Móstoles. He creado este espacio común con la intención de contar, evitar asfixiarme. No busco concienciar a nadie. Como bien me aconsejó mi querido Alberto Torrego, durante un libro sobre el que trabajamos meses y cuya publicación luego se vio truncada, escribiré de una manera directa, sin rodeos, con la intención de no confundir al lector.           Nadie es ajeno a la situación dramática que a día de hoy vivimos en nuestro país, aquel que a estas alturas de la película esté desinformado vive en otro planeta.                   Llevo más de 15 años ejerciendo mi labor profesional en el municipio anteriormente mencionado. Un municipio situado al suroeste de la Comunidad de Madrid, la cual, a estas horas en las que escribo, es la comunidad, que no la única, más asolada por la terrible pandemia del coronavirus o Covid 19.           Estoy librando. Llevo bastantes días, como la mayoría de la ciudadanía